sábado, 26 de diciembre de 2009

Paradojas de la elección colectiva

De todas las cosas que he estudiado hasta ahora en Economía, podría decir que de la que más estoy disfrutando es de la teoría de la elección colectiva y el bienestar social. En ella se diseñan criterios para que el sistema de intercambio de bienes y distribución de la renta en la sociedad sean eficientes y justos. Por supuesto, los términos bienestar, eficiencia, justicia, y otros muchos, requieren de definiciones precisas que no voy a introducir en esta entrada del blog, sino en otras futuras. Bueno, eficiencia es algo que ya conocemos aquí, pues no se trata sino de la eficiencia de Pareto: un sistema de intercambio/distribución es Pareto eficiente si no se puede encontrar un intercambio que mejore el bienestar de un individuo sin empeorar el de otro.

La elección colectiva es algo que nos encontramos de forma cotidiana. Varias personas tienen una serie de preferencias sobre algo, ya sean partidos políticos, fechas para organizar una cena o las motos que más les gustan. Si los individuos son medianamente razonables, sus preferencias serán "transitivas", es decir, que si tenemos tres elecciones, x, y, z, y un individuo prefiere x a y, e y a z, entonces prefiere x a z. Razonable, ¿no?. Los problemas empiezan cuando queremos sumar las preferencias de cada individuo para construir una preferencia social. ¿Cómo lo hacemos? Bueno, una regla sencilla es la "regla de la mayoría": se elige la opción que prefieran un mayor número de personas.

De forma un poco naive, intenté aplicar hace poco esta regla intuitiva de la mayoría para elegir qué moto me quería comprar. Tenía tres candidatas, la Honda CBF 600 ("H"), la Suzuki Bandit 650 ("S") y la Yamaha 600 Fazer ("Y"). Mi idea, pues, era utilizar internet para recabar opiniones y ver cuál de estas motos, todas ellas de similares características pero con puntos fuertes y débiles, era la preferida por la mayoría. Así que me puse manos a la obra a explorar los foros de moteros. Lo gracioso es que en estos foros, el tipo de votaciones que suele hacerse va por pares, es decir, lo más típico es encontrarse un foro en el que la gente compara "H" con "S", pero no con "Y". Bien, pues mi idea fue empezar con un par de ellas, ver cuál era la preferida, descartar la otra, y entonces introducir la tercera y decidirme.

Empecé por lo tanto comparando la Bandit con la Honda. Me fui a los foros y vi que la gente, en general, prefería la Honda a la Bandit, porque pesa menos, porque es Honda, blablabla. Así que escogí H y me puse a ver qué pasaba entre la Honda y la Yamaha. Pues bien, en general, parecía que la gente se decantaba por la Yamaha. "¡Estupendo!", me dije satisfecho, "ya tengo moto". Sin embargo, como resulta que soy un pelín escéptico, decidí probar la robustez de mi elección colectiva empezando por una comparación entre la Honda con la Yamaha, que sabemos que da la Yamaha, y entonces esta con la Bandit. ¡Y sorpresa! La gente prefiere la Bandit a la Yamaha, porque realmente vale mucho menos y la Y tiene problemas con potencia en los bajos. De hecho, si hubiese empezado comparando la Bandit con la Yamaha, sale S, y entonces como sabemos que S frente a H da H, resulta que la moto a comprar sería la Honda. De esta manera, el resultado de mi elección colectiva depende de cómo haga la votación. Es decir, este método da unas preferencias sociales no transitivas, y el resultado puede manipularse inteligentemente para dar cualquier cosa.

Esta es una de las paradojas de la elección colectiva más famosas. Para ver cómo surge, simplemente consideremos tres individuos A, B y C, que ordenan de la siguiente forma sus preferencias, de arriba a abajo:

A B C
----------
x y z
y z x
z x y

Es fácil ver que si primero votamos entre x e y, saldrá por mayoría x, y si luego votamos entre x y z, saldrá finalmente z. Pero si empezamos entre x y z, saldrá primero z, y luego entre z e y, ¡saldrá y! Esencialmente es lo que me pasó a mí con mi futura moto. La elección colectiva dio resultados poco "racionales".

Uno podría pensar que esto es consecuencia del mecanismo de elección colectiva elegido. Sin embargo, un resultado conocido como "teorema de imposibilidad de Arrow", nos dice que la única forma de sumar preferencias individuales que respeta una serie de presupuestos bastante lógicos, entre los que se encuentra la transitividad, es una en la que las elecciones sociales son las de un único individuo. Esto no es otra cosa que una dictadura. Es decir, si creemos en la democracia, hay que renunciar a uno de los presupuestos del teorema de Arrow (de hecho, generalmente la transitividad, de ahí que las elecciones por mayoría sigan siendo las de mayor uso). No existe, pues, un sistema de elección colectiva "perfecto". Interesante, ¿no?.

martes, 10 de noviembre de 2009

El dinero (IV)

Si has estado leyendo las entradas sobre el dinero hasta ahora, probablemente ya hayas llegado a la conclusión de que el dinero es necesario y a la vez, de alguna manera, injusto. Al menos tan injusto como que tú seas más inteligente que yo porque el mapa geográfico de tu cerebro es más eficiente procesando la información que le llega. O tan injusto como que España no tenga reservas de petróleo y Venezuela sí. El dinero resultaba muy conveniente, no todo valía como dinero, y lo que valía no lo tenía todo el mundo. Muchos se enriquecieron por poseer lo que casualmente era valioso, otros lo obtuvieron por la fuerza. Injusto.

El mal, sin embargo, ya esta hecho en gran medida, y hoy en día el dinero es algo común. Y pese a que muchas de esas desigualdades iniciales siguen imprimiendo su huella en nuestra sociedad, por no hablar de los conflictos que su distribución desigual ha producido, los mecanismos por los que se mueve ahora el dinero existente son diferentes, y no entraré a valorarlos aquí. La cuestión es que pese a todo, el dinero total en el mundo sigue sin ser una cantidad constante, sino que cambia de continuo, por aquello de que la cantidad óptima en realidad depende de las transacciones económicas que se realicen, como vimos en la anterior entrada del blog. ¿Cómo se crea/destruye el dinero hoy en día?

De distintas maneras, pero para entenderlo tengo que introducir los dos tipos más importantes de dinero en nuestra sociedad actual, el dinero bancario y el dinero legal.

Primero, entendamos el "dinero bancario". No todo el dinero que existe son billetes y monedas. También las anotaciones en las cuentas corrientes y depósitos a corto plazo se considera dinero. Este, de hecho, es cada vez más importante gracias a la existencia de tarjetas de débito, que convierten una transacción monetaria en un reajuste de saldos entre dos cuentas, la del comprador y la del vendedor. El dinero bancario surgió, precisamente, de los primeros bancos. Un comerciante prefería mantener sus ahorros bajo custodia de una persona especializada, que además podía ofrecerle ciertas garantías en forma de seguros, por ejemplo, y conforme se desarrollaba la banca, hasta la posibilidad de ajustar saldos entre cuentas de un mismo banco en diferentes ciudades, sin necesidad de transportar el dinero, actividad, en su momento, no exenta de riesgo.

Es más, a cambio del depósito del dinero, el banco emitía un certificado de depósito, un vale, que servía para reclamar la cantidad en él impresa. Pronto se entendió que resultaba conveniente emitir estos vales al portador, porque resultaba más seguro y sencillo realizar las transferencias económicas con estos vales en lugar del propio oro o lo que sea que sirviese de dinero, siempre que el banco tuviese buena reputación solvente. Así nació el llamado dinero bancario.

A la par, el hecho de que se valorasen como dinero estos vales hizo que existiesen siempre grandes cantidades de dinero real depositadas en los bancos, por lo que los banqueros comenzaron a emitir vales a modo de préstamo, sin necesidad de que estuviesen respaldados por dinero real. Al fin y al cabo, en promedio nadie exigía todo el dinero depositado.

Hoy por hoy las cosas no son muy diferentes. Cuando se solicita un préstamo, el banco sencillamente tiene que alterar el saldo de una cuenta corriente en la cantidad correspondiente. Si todo el mundo quisiese el dinero de sus cuentas en billetes y monedas, sencillamente los bancos no podrían respaldarlo. Como comentario puntual, decir que existe una limitación legal al dinero que un banco puede represtar, y este es un porcentaje del total del dinero depositado en él.

Aparte del "dinero bancario", el otro tipo de dinero que es relevante en esta discusión es el llamado "dinero legal": el emitido por una institución centralizada con el respaldo del Estado. El oro y los metales preciosos en general ya se usan escasamente como dinero para intercambios, si bien siguen siendo parte de las reservas con las que los Bancos Centrales operan entre sí y respaldan el dinero legal emitido. Cómo llegó este oro a los Bancos Centrales es, por un lado, consecuencia de un balance favorable entre exportaciones e importaciones de un país, que al final se saldan en oro, pero también fue producto de expropiaciones y motines de guerra durante el curso de la historia.

La emisión de dinero legal depende del Banco Central, y en general no está atado a ninguna otra forma de dinero hoy en día. El Banco Central puede emitir más dinero o absorber el que está circulando dependiendo de las necesidades de dinero que tenga la sociedad, que como ya sabemos depende del número de intercambios que se realicen. La emisión/absorción de dinero también se puede utilizar para controlar, a corto plazo, la actividad económica. ¿Cómo distribuye el Banco Central este dinero? Esto es quizás más sutil. A veces lo que hace es permitir que los bancos comerciales puedan prestar más, cambiando sus reservas mínimas legales, o prestándoles el propio Banco Central dinero a menos interés (es decir, dinero más barato). Luego estos represtan este dinero a más interés. Otras veces hace lo que se llaman "operaciones de mercado abierto", obligando a bancos y otras instituciones a comprarle o venderle activos de su propiedad, como letras del tesoro, bonos, acciones, etc. De esta forma inyecta el dinero o lo retrae a conveniencia. Dinero que, esta vez sí, son en general monedas y billetes.

La combinación del dinero legal y el bancario da la cantidad total de dinero que existe en la sociedad. En la próxima entrada, trataré de explicar los criterios con los que el Banco Central manipula la economía para intentar controlar cuánto dinero circula, y por qué esto es importante.

martes, 3 de noviembre de 2009

Financial markets and crisis: statement of George Soros

I would like to address in the following posts the issue of financial markets. Despite the huge amount of information that exists in the newspapers and the Internet, it lacks of a basic understanding among non-specialists. Remarkably, it happens that this lack of understanding affects also the specialists. The so-called technical analysis of financial markets is more a collection of recipes than a rigorous procedure, and if it works is due to the conviction of many people that it actually works. However, as a physicist, today I will be more interested in the underlying theory of financial markets, based on the "Efficient Market Hypothesis", that essentially states that markets regulate themselves, that they tend to be equilibrated (thanks to the supply and demand law), and that deviations around equilibrium are random (and hence, on average, compensated and not too far from equilibrium). This theory, as I mentioned it happens with most of the theories studied in Economics, has not been really tested and observational evidences suggest that is actually wrong. Not having reliable theories, economic policy and financial market analysis are based on a bunch of recipes that typically experience has helped to collect. Therefore, we should not get alarmed when they tend to work so poorly.

I will go into this issues in depth in future posts. Today, I just want to mention that I got surprised by the reading of the statement of George Soros before the U.S. Congress in November 2008, where he was inquired about the financial crisis. His explanation is not only clear and full of insights, it also reveals a knowledge about the way financial markets work that I would better expect from the theorists doing Economics. Most of the ideas I just mentioned in the last paragraph are already contained in his statement, where he also ventures to give his own theory about market behaviour. Likely, the real explanation is far more complex, but still I do think it is much more reallistic than the things that can be studied in undergrad courses.

But maybe I should not be that surprised. After all, George Soros owes part of its richness to the hedge funds he manages, those being aggresive investment tools that move huge amounts of money and can even unstabilize global financial markets. Being successful here requires a lot of expertise and real understanding of market behaviour. I hope it comes a time in which this kind of knowledge is provided by academicians, not by speculators.

The complete text, whose reading I definitely recommend, can be found following this link (in English):

http://online.wsj.com/public/resources/documents/georgesoros.pdf

domingo, 4 de octubre de 2009

Never let the bridges fall



This time I will write in English. I remember that someone told me once that as a first year undergrad in civil engineering, one of the teachers showed him the photograph of a collapsed bridge. The guy would be quite categorical about it: in this job, if you make a lazy work, if you make mistakes, there are consequences. So if you think you cannot stand the responsibility, you better choose another career. In this job, you never let the bridges fall.

And now that we start a new academical year, I think this message should be exported to undergrads in Economics. Were I teaching them, I think I would show one of those striking pictures easily found in the internet, like the infamous one taken by Kevin Carter, months before committing suicide. I would say: guys, this is what happens when you don't take your job seriously. In the end, this is all about people, and when you make mistakes, it is people who pay them . This is not about showing the others that you are the smartest guy, that you have envisaged a fancy theory about economic organization that will work out all the problems and lead us to utopia. Models can help you to do your job, but in the end, they inevitably fail in describing the human nature. There is not a theory about human behavior. People don't maximize utilities, don't aspire to maximum profit. People make mistakes, and sometimes on purpose. If you aspire to get such a theory or model, if you want your wisdom to be acknowledged, then I can suggest you a couple of innocuous fields where you will have a lot of fun without harming people.

When you are an economist, it is easy to hide behind charts and numbers, production rates, inflation and taxes. And then you finish your studies and you might end up working in a central bank, in the ministry, or an international organization, whatever. There, you try to reproduce the dogma somebody passionately filled your head with, fight for it, make it your life goal. Or maybe you simply try to keep some numbers within a range, no matter the price. If that happens, then you are already making mistakes, you are doing a lazy work. If that's gonna happen, then you better leave this class now. If you cannot stand the consequences of your mistakes, choose another career. If you don't see the part of your responsibility when looking at this picture, we, the rest of the people that will suffer from your mistakes, don't want you in charge. It is simple: please, if you are gonna stay here, make sure that you never let the bridges fall.

domingo, 27 de septiembre de 2009

El dinero (III)

¿Cuanto dinero hace falta en una economía? Este es un tema curioso, también lleno de malentendidos. Alguna gente tiende a pensar que hay tanto dinero como riqueza en el mundo, entendiendo riqueza como una monetarización de cualquier cosa susceptible de ser intercambiada. No hay que ser un genio para entender que la riqueza mundial es difícil de contabilizar, para empezar porque sus límites no están perfectamente claros: ¿es riqueza el medio ambiente? Cada vez se tiende a considerar más así, pero no por ello hay que aumentar la cantidad de dinero.

Una de las cosas que los teóricos de la Economía han entendido mejor, y que además tiene muy buen respaldo histórico, es que la cantidad de dinero en una economía estable depende del número y el valor de los intercambios que se hacen en una unidad de tiempo. Para entender esto, vamos a suponer una sociedad muy simple: hay una sola empresa donde todo individuo de la sociedad trabaja, y que lo que produce son latas de comida de gatos, único y exclusivo alimento básico de estos individuos (claro homenaje a District 9, cuya primera mitad recomiendo ver). Uno podría decir que directamente la empresa paga en latas, pero bueno, supongamos que en un momento dado se introdujo el dinero, y que la empresa paga en dinero, al mes. ¿Cuanto dinero hace falta? Pues si las necesidades de los individuos son de una lata al día, y esta vale un euro, cada individuo necesita al menos 30€ al mes para satisfacerlas. Si hay, digamos, 1000 individuos, necesitaremos 30.000€ de dinero circulando en un momento dado. Notar que a final de mes todo el dinero lo ha absorbido de nuevo la empresa, y que usará ese dinero para pagar a principios de mes a sus trabajadores. Este flujo simplificado tiene, sin embargo, muchas analogías con la realidad, y en Economía suele llamarse "doble flujo de la renta". Doble, porque por un lado los trabajadores ofrecen "trabajo" a cambio de "dinero", y por otro la empresa ofrece "latas" a cambio de "dinero". Toda economía real sigue, esencialmente, ese principio.

Podemos generalizar esto un poco introduciendo magnitudes macroeconómicas, que básicamente tratan de describir la economía en su conjunto. Si la oferta iguala a la demanda, y no interesa guardar en stock latas de comida para gatos, en nuestra economía se producirán tantas latas como sean demandadas, es decir, 30*1000 = 30.000 latas al mes. Traduciendo esto en dinero, tenemos una produccion mensual de 30.000€, pues cada lata vale un euro. Vamos a introducir una cantidad muy empleada en Economía, la "velocidad de circulación del dinero", que viene a ser, atrevíendome a introducir una ecuación:

V = producción en un determinado periodo (mes, año...) / Cantidad de dinero en circulación

La velocidad de circulación del dinero nos habla del número de veces que se emplea una unidad de dinero en el periodo de tiempo. En nuestra economía, es obvio que V = 1, dado que todo el dinero es repartido y absorbido mensualmente, y entonces cada unidad de dinero se usa para un único intercambio al mes, el de comprar la lata de comida de gato correspondiente. Supongamos, sin embargo, que ahora nuestra empresa paga una vez al día, 1 € por persona. ¿Cuánto dinero hace falta ahora? Pues obviamente 1000€. Sin embargo, ahora V = 30 al mes, es decir, que cada unidad de dinero es usada treinta veces al mes. Notar la correspondencia entre el flujo de "trabajo" y el flujo de "producción", que son los dos "productos" monetarizados de nuestra sociedad.

Ahora, despejando de nuestra ecuación, y si suponemos que la V = constante, tenemos una relación sencilla que nos da una idea de cuánto dinero hace falta en nuestra sociedad:

Cantidad de dinero = producción (mensual, anual,...)/número de intercambios dinero-renta

Antes de terminar, una vez más decir que estas expresiones están muy simplificadas, y que la realidad es más rica. En el mundo real, no todo el mundo tiene las mismas necesidades, así que podría ocurrir que algunos individuos ahorrasen su renta en lugar de gastarla en latas de comida de gatos. Ese dinero se detraería del doble flujo de la renta, pero podría volver a entrar si el individuo deposita el dinero en un banco, y este lo usa en inversión, etc... En la realidad, hay más productos que latas de comida para gatos, y otro uso de ese dinero extra podría ser comprar estos. Como vimos, además, la producción anual va cambiando en una economía real, y nuevos productos aparecen en el mercado, haciendo que los individuos quieran adquirirlos, para lo que necesitan de dinero. Y nada baladí es, además, el hecho de que la cantidad de dinero en circulación también puede cambiar: descubriendo nuevo oro, o porque el Banco Central decide emitir más, o porque aumentan los préstamos bancarios. Todo esto se traduce en más dependencias en nuestra ecuación simple, así como en una velocidad de circulación del dinero que no es constante.

Pero esos aspectos ya pertenecen más al que estudia Economía de forma seria. Para una primera aproximación al dinero, la lección aprendida aquí es más que suficiente: la cantidad de dinero en circulación idealmente depende de cuánto se produce y cuánto se intercambia. Cómo estas cosas cambian en el tiempo, así como el dinero en circulación, en próximas entradas trataré de ahondar en las distorsiones que en la práctica se generan. Para ello habrá que empezar a considerar otros tipos de dineros distintos al oro: el fiduciario y el bancario.

lunes, 31 de agosto de 2009

El dinero (II)

Antes de continuar, es importante recalcar la importancia de las propiedades que hemos asociado al oro como dinero: divisible fácilmente, con valor en sí mismo (valor que además es estable en el tiempo), y su escasez. La primera propiedad es importante de cara a poder efectuar intercambios de muy diversos valores: uno en principio divide el oro en trozos más pequeños, hasta que se iguale el valor del trocito con el del bien que se quiere intercambiar. Aunque esto sea irreversible, se cumple la importante propiedad de que 1 + 1 = 2, lo cual obviamente no pasa si mi moneda de cambio son vacas vivas, y las parto por la mitad. El segundo, el valor, es útil porque permite darle un valor fijo al intercambio, de forma que cuánto oro se cambie por bienes sea algo más o menos universal. Además asegura al portador que en principio siempre va a ser canjeable. Si usamos algo divisible y escaso, pero que no tiene valor, puede resultar que en un momento dado nadie decida aceptarlo. La desconfianza, pues, haría que no funcionase bien como dinero. Que sea estable en el tiempo es obviamente también importante, pues de lo contrario nadie lo aceptaría con el temor de que se desvalorizase, o bien, en caso de revalorizarse, tendería a ser atesorado y por lo tanto no haría de lubricante de las transacciones. El último punto, la escasez, nos asegura que no es fácil que alguien se encuentre nuevo oro o lo pueda crear, algo que tendería a devaluarlo como moneda de cambio, como hemos visto. También así es difícil de falsificar.

Conviene recordad esto, porque en algunos libros me he topado con una explicación muy pobre del origen del dinero, que vendría a decir que surgió de vales que en algún momento la gente pudo empezar a emitir en contrapartida a un bien o un servicio, en lugar del mismo. Con este vale, el portador podría dirigirse a un tercero y requerir otro bien o servicio a cambio del vale. Este tipo de explicación presenta numerosos problemas que la invalidan. En primer lugar, sólo vale para círculos de confianza, pues los vales son fáciles de falsificar o manipular su valor, y dicho tercer individuo sólo lo aceptará si confía en el mediador y si tiene alguna forma de saber que el emisor responderá del mismo, al valor estipulado. Además la contrapartida que ofrezca el emisor tiene que ser de un interés lo suficientemente general, por no decir que esta persona tiene que gozar de buena reputación solvente en dicho bien. Imaginemos el caso de un agricultor que ofrece fruta: podría pasar que con una mala cosecha no pudiese responder a los vales, pues la fruta no se atesora, sino que se pudre. Obviamente, además, crear vales no falsificables es complicado y requiere cierta infraestructura. Este tipo de dinero, que no tiene valor en sí mismo, se llama "fiduciario", y como vemos sólo tiene sentido cuando una institución fuerte y bien dotada lo respalda. La emergencia de estas instituciones es más tardía en la historia, por lo que bienes como el "oro" están realmente más cerca de explicar el origen del dinero.

Eso no quiere decir que estas formas de dinero no existan o hayan existido, pero al carecer de todas las propiedades de lo que he definido aquí por dinero, su uso y utilidad siempre han sido limitados. Por ejemplo, en una comunidad de trueque, de las que existen muchas, se pueden utilizar vales para facilitar las transacciones, pero su valor reside en la confianza en la comunidad que lo respalda, para lo cual el tamaño de la misma, así como el valor de las transacciones que se efectúan, son pequeños. Por no decir que el valor de las transacciones es difícil de fijar, y suele hacerse de mutuo acuerdo en la comunidad, para lo cual se requiere realizar reuniones periódicas y confeccionar catálogos de productos y precios, que en la mayor parte de los casos se basan en los precios de mercado exteriores.

Entendamos mejor esto. ¿Qué limita el valor de las transacciones en esta comunidad? Pues que al ser una comunidad pequeña, habrá un tipo de bienes que se intercambien más que otros. Por ejemplo, cosas tipo material deportivo. No tiene sentido entonces poner un coche. Incluso en el caso de que alguien tuviese tantos vales acumulados como para adquirirlo, el mero hecho de tener tantos vales es un engorro si no existe la confianza de que la comunidad se mantendrá a largo plazo, y no acabará disolviéndose en un futuro cercano.

Y en segundo lugar, ¿por qué no puede crecer mucho un sistema así? Bueno, si se mantiene el convenio de fijación de precios, requeriría de una enorme, complicada y corruptible burocracia, que como ha ocurrido en casos reales podría terminar conduciendo a cierta arbitrariedad en la fijación de los precios. La otra opción es usar un sistema de mercado, en el que el precio se base en oferta y demanda, pero para su correcto funcionamiento el dinero tiene que tomar las características que hemos discutido aquí, o bien que una institución de confianza respalde y elabore dichos vales de forma que no puedan ser falsificados. ¿Y con qué los respalda? Probablemente con algo valioso, estable, divisible y escaso... ¿quizás oro?.

Una vez más, las cosas son más complicadas hoy en día, pero espero que los aspectos esenciales del "problema monetario" se entiendan ahora un poco mejor. En la próxima entrada volveré, ahora sí, al tema pendiente de la escasez: ¿de donde sale el dinero? ¿qué determina cuánto del mismo hay circulando?

domingo, 23 de agosto de 2009

El dinero (I)

Sin duda, el dinero es de las cosas más intrigantes de la Economía. Todos estamos familiarizados con él, y constituye uno de los ejes principales en torno a los cuales se tejen nuestras vidas. Para muchos, es la razón para vivir. Para otros, la fuente de todos los males. Y lo curioso es que, pese a despertar tantas pasiones, muy poca gente entiende muy bien qué es el dinero. ¿Es necesario el dinero? ¿De dónde sale? ¿Quién o qué determina cuánto dinero hay en circulación? Siendo estas preguntas difíciles de contestar, he pensado en dedicarle a este tema varias entradas del blog.

Lo primero de todo, hay que decir que lo que entendemos por dinero actualmente no es lo mismo que en otras épocas de la historia. El dinero que usamos hoy en día se suele llamar "dinero legal", porque básicamente son unos vales que emite una autoridad central, en nuestro caso el Banco de España a petición del Banco Central Europeo, que es reconocida por la sociedad y el Estado. Dichos vales nos sirven como lubricante de la Economía, en el sentido que ayudan a convertir nuestro trabajo en alimentación, casa, ropa, viajes, etc. También sirven para "almacenar riqueza", ya que si queremos ahorrar, entendemos que estos vales seguirán valiendo en un futuro lejano, y podemos acumularnos. Aunque en la práctica casi nadie hace esto, y la forma normal de ahorrar es acudir a una cuenta corriente o un depósito bancario. Estos, de hecho, representan otro tipo de dinero, el "dinero bancario", pues no son más que ciertas anotaciones en cuentas que están vinculadas a una promesa: la de que podrían ser convertidas en dinero legal a petición del cliente. Y es que el dinero, además de lubricante y portador de valor, se dice que es una "unidad de cuenta", pues medimos la riqueza en términos de dinero. Finalmente, también puede servir como "objeto especulativo", ya que su valor puede aumentar (o disminuir) con el tiempo. Por ejemplo, yo podría comprar hoy dólares con la esperanza de que en unos meses pueda venderlos por más euros, debido a las fluctuaciones en los tipos de cambio.

Con esto nos podemos hacer una idea de por qué el dinero juega un papel tan importante en nuestra sociedad. Sin embargo, las preguntas principales siguen sin responder, y para atacarlas es mejor recurrir a ciertas simplificaciones que nos permitan entender los aspectos relevantes del problema.

Una de las cosas interesantes de la Economía es que en su motivación de estudiar el problema del reparto o el problema de la renta, se topa con realidades manifiestamente "injustas" para juicio de muchos. De ahí que termine por ser objeto de tantos odios. Por su evolución histórica, por su realidad actual, y por razones fisiológicas y geográficas, el reparto ha sido desde siempre desigual entre las personas. La existencia del dinero, al fin y al cabo, es una consecuencia del comercio, que surge cuando ciertas personas tienen cosas que a otras les gustaría tener, pero no piensan cederlas a cambio de nada. ¿Y qué determina lo que tienen las personas, en un principio? Bueno, básicamente la dotación de recursos en su zona, las herencias, su capacidad de extorsionar a otras, pero también su habilidad para producir valor en cosas que en bruto son inútiles para todos. Es decir, obviando por ahora la posibilidad de expropiar cosas, esencialmente hay un componente de suerte y otro de habilidad.

Imaginemos ahora que estamos en un mundo simplificado en el que algunos, básicamente por "suerte", tienen frutas, otros tienen piedras y finalmente unos terceros tienen oro. El que tiene frutas es afortunado porque tiene para comer, y eso le permitirá sobrevivir. El que tiene oro no tiene para comer, pero lo bueno es que el oro luce muy bonito como colgante, y además es muy escaso, así que el que tiene frutas, una vez saciado de comer, podría (adecuadamente estimulado) pensar en querer algo de oro. Finalmente, piedras en realidad tienen todos, así que el de las piedras lo tiene muy difícil (mala suerte). Es importante notar que esta distribución inicial es completamente azarosa y desigual. También, que volviendo por un momento a la realidad, los seres humanos somos más que mercaderes, y que una solución natural (y ciertamente histórica) vendría motivada por el sentimiento de solidaridad: creando una comunidad que beneficie a todos. Pero esa comunidad podría encontrar a otra con diferente dotación de recursos, eventualmente, y querer comerciar, así que por simplicidad, dejémoslo en gente con frutas, piedras u oro (y extrapolémoslo a comunidades, países, etc).

Pues resulta que los de las piedras, tras mucho pasar hambre, se dieron cuenta de que se podían juntar palos y piedras para hacer instrumentos, y fueron a los del oro para comentarles que con esos instrumentos se puede moldear el oro y dividirlo en trocitos. Esto no sólo les gustó a los del oro, sino también a los de las frutas, porque ahora el oro realmente lucía mejor. Así que los del oro cambiaron un poco del mismo por instrumentos, y ambos grupos (oro e instrumentos) cambiaron ese oro por frutas. Aquí hay que notar dos cosas muy importantes:

1) Los de las piedras, usando su ingenio, lograron conseguir oro. Es decir, crearon riqueza donde antes no la había. Con esto aprendemos que la dotación inicial de recursos y su "azarosa" distribución no lo es todo. Esto es así porque la riqueza se mide, en el fondo, en términos de las necesidades de los demás. Alguien es rico no porque tiene muchas cosas, sino porque tiene muchas cosas que otros querrían tener. Si alguien puede transformar algo en principio inútil en algo necesario, ha creado riqueza de la nada.

2) Existen bienes en la naturaleza que la gente codicia pero que no satisfacen necesidades básicas. Además, suelen ser codiciados por su escasez. Es el caso de los metales preciosos, como el oro y la plata. Son parte de la riqueza de las personas, pero no son fundamentalmente útiles.

Todavía, sin embargo, no hemos llegado al dinero (o a un primer prototipo del mismo). Hasta aquí todo esto podría considerarse básicamente trueque. Pero estamos muy cerca. Gracias a los instrumentos, el oro es divisible. Y gracias al oro, los productores de instrumentos consiguieron frutas. Es decir, más importante que el oro resulta que eran las frutas, porque el oro no se come. Al ser divisible, permite realizar el intercambio de cosas con frutas de forma más sencilla. ¿Y qué determina cuántas frutas por cuánto oro? Pues básicamente un acuerdo, que depende de cuántos excedentes de fruta hay, y cuánto oro, pero también de cuánta fruta necesitan para alimentarse los de los instrumentos y los del oro, y cuánto oro le basta a los fruteros. En términos de Economía moderna, hablamos de equilibrio entre la oferta y la demanda.

Pues bien, el dinero nace en cuanto las personas se dan cuenta de que el oro no es sólo útil porque es bonito, sino también porque a todo el mundo le gusta tener oro, es divisible, relativamente ligero, y permite cambiar cosas de forma más sencilla. Los tres grupos de personas, pues, podrían estar interesados en conseguir oro para obtener otras cosas, en lugar de canjearlas directamente. Y de hecho es conveniente, porque ahora en lugar de pudrirse la fruta, se puede canjear fruta por oro, que no se pudre. De hecho, los de las frutas podrían darse cuenta de que con herramientas le sacan más partido a la tierra, y producen aún más frutas. Así que con ese oro se aseguran provisiones de herramientas también. De esta manera, y de forma muy natural, tenemos que el oro se ha convertido en dinero, porque sirve para lubricar los intercambios de bienes, para almacenar riqueza, y como unidad de cuenta.

Se puede decir, yendo a las raíces del asunto, que el dinero fue inicialmente fruto de la existencia de algo que gusta porque brilla y no todo el mundo puede tenerlo fácilmente, pero que realmente no satisface casi ninguna necesidad, y por ello puede usarse como dinero. Sin embargo, todavía queda un largo camino hasta el dinero actual y sus usos. Siendo lo primero, ¿cómo puede algo escaso hacer de lubricante de los intercambios? ¿qué pasa cuando aumentan los intercambios? Ahondaremos en esas cuestiones en la próxima entrada del blog.

domingo, 16 de agosto de 2009

Eficiencia de Pareto

El concepto de eficiencia de Pareto es sencillo de entender. Su propósito es ahondar en el problema del reparto, uno de los ejes de la Economía. Supongamos que queremos repartir una serie limitada de bienes entre un número mayor de individuos que están interesados en adquirirlos, si bien no todos ellos tienen el mismo interés. Hay muchas formas de lograr esto. Pues bien, un sistema de reparto es eficiente de Pareto si tras distribuir los bienes sólo se puede mejorar el bienestar de una persona a costa de empeorar el de otra. Esto de bienestar, claro, es un poco ambiguo, y es mejor entenderlo de otra forma. La idea es que un sistema de reparto es eficiente de Pareto si tras el reparto, los individuos no están interesados en intercambiar de otra forma los bienes de forma que la nueva situación les convenga más. Vamos, que si el primer sistema es el "oficial", y este es eficiente de Pareto, no surgiría un "mercado negro" alternativo porque realmente el sistema oficial habría conseguido repartir los bienes a los que estaban más interesados.

El ejemplo clásico es que un sistema en el que los productos se venden al precio en el que la oferta y la demanda se igualan es eficiente de Pareto. ¿Por qué? Porque se supone que el precio se ajusta de forma que sólo estén dispuestos a comprar esos bienes, a ese precio, el mismo número de individuos que unidades del producto hay. A un precio inferior, habría más gente dispuesta a comprarlo que unidades, y a un precio superior, lo contrario. Si por el contrario asignamos los productos, por ejemplo, por orden de llegada, podría ser que los más rápidos o madrugadores acaparasen todos, y como realmente les interesan más otros productos, posteriormente los venderían a aquellos que fueron lentos o vagos, pero que aún así les interesa más. Se produjo un mercado negro, y el sistema no es eficiente de Pareto.

En el elegante libro de Varian, "Microeconomía Intermedia", se profundiza más en esta cuestión. Es interesante, sin embargo, pensarlo por uno mismo. Por ejemplo, un sistema en el que se van repartiendo los bienes al mejor postor, ¿es eficiente Pareto?.

Por supuesto, hay que tener en cuenta que aunque un sistema de reparto sea eficiente Pareto, no tiene porqué ser realmente justo en la práctica. Por ejemplo, un sistema de mercado como el descrito supone, de cara a la equidad, que todos los individuos tienen la misma renta, y por lo tanto que todos pueden aspirar a pagar el precio máximo. En la realidad, la distribución de renta no es homogénea (de hecho, en general sigue una curva llamada... de Pareto), lo cual es precisamente otro de los grandes problemas de le Economía. El debate se torna entonces más interesante. ¿Qué tipo de organización económica soluciona mejor el problema del reparto y el problema de la renta? De hecho, ¿qué problema es prioritario? Sobre estos problemas trataré de hablar en otro momento.

Para terminar, es interesante apuntar que no sólo los sistemas de mercado libre resultan ser eficientes de Pareto. Como mi amigo Juanjo López Villarejo me apuntó una vez, existen propuestas desde el mundo del socialismo en las que, si bien los medios de producción están controlados por el Estado, se utiliza un sistema de mercado para la asignación, resultando un sistema eficiente Pareto. Quien esté interesado en este no tiene más que empezar por uno de sus ideólogos, Oskar R. Lange, y luego tirar del hilo... de wikipedia.

sábado, 15 de agosto de 2009

Motivos

Hace unos dos años decidí empezar a estudiar Economía, y me matriculé en la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia). Desde hacía bastante tiempo había tenido la inquietud de entender todas esas noticias sobre el mundo económico que usaban una jerga ininteligible, y lo que es peor, una causalidad casi teleológica. Lo que empezó siendo un divertimento pasó a convertirse más en una pasión. Habiendo estudiado Física, resultaba divertido descubrir que alguna gente había tratado de aplicar ideas similares a las de mi disciplina para entender cuestiones que al final atañen a las personas. Porque lo interesante de la Economía, me di cuenta, es su vocación de buscar formas estables y eficientes de organización económica, en un mundo en el que no hay de todo para todos. Y para ello, por supuesto, hay que empezar por definir qué es eso de estable y eficiente. Eficiente Pareto es una de las propuestas, por eso me pareció apropiado como título del blog, y será lo primero que trate de explicar aquí.

Sin embargo, m idilio con la Economía tiene sus luces y sus sombras. Estudiar por cuenta de uno mismo tiene muchos inconvenientes, pero desde luego, entre las ventajas está que es más difícil ser dogmatizado. Y en esta disciplina hay mucho dogmatismo. De hecho, de esto se podrían escribir páginas enteras. He de decir que para una persona que viene de Física, llama enormemente la atención la falta de contrastación con la realidad que tienen las teorías económicas vigentes. Y a mi parecer, en lugar de ahondar en esa cuestión, finalmente se opta por enseñar varias teorías basadas en distintas asunciones sobre la realidad. Asunciones que no están contrastadas, y que pertenecen más al campo de lo que es lógico aunque pueda no ser real. Ahí es donde, desde luego, empieza el dogmatismo, pues depende de donde estudies unos te enseñarán que los neokeynesianos tienen razón, otros que los neoliberales, etc. Lo curioso es que este debate sin cerrar lleva a que al final, en política económica, se tienda a un cierto pragmatismo basado en la experiencia, dejando a un lado el esfuerzo formalizador de los teóricos de la Economía, por mucho que luego se trate de vestir todo con alguna ideología basada en una de estas teorías. Es decir, que al final lo que la Economía tiene de ciencia termina por quedarse en el plano académico.

Dentro del cuerpo de esas grandes teorías sobre la organización económica, no obstante, se han ido asentando algunos conceptos e ideas muy interesantes. Mi propósito en este blog es escribir sobre este tipo de cosas, sobre las que hay más consenso, pero sin embargo, muchas veces, no tanta claridad de exposición. Creo que tengo el privilegio de venir de un contexto en el que las ideas económicas más aceptadas son puestas en tela de juicio continuamente: el mundo del ecologismo social. Si bien creo que no comulgo con todo lo que allí se dice, bien es cierto que hay muchas cosas en Economía que conviene entender primero en lugar de aceptar a ciegas. Y por mi (bien es cierto, limitada) experiencia, en esta disciplina no se tiende demasiado a enseñar a ser crítico con lo que se estudia. Uno de los momentos más divertidos durante este periplo de dos años vino, de hecho, por varias conversaciones con un amigo mío que quería que le explicase porqué se considera el capitalismo el "mejor" de los sistemas económicos que hay sobre la mesa. Bueno, lo sorprendente es que en la carrera apenas se toca este tema de forma comparativa. Todo se reduce a comentar sistemas precapitalistas, capitalistas y estatalistas. Y mientras el cuerpo de las teorías se basa en exponer el capitalismo, el resto apenas se toca. En mi opinión, eso le resta riqueza a la disciplina, dado que en su seno incluye muchas herramientas bien desarrolladas para abordar la cuestión de cuál es la mejor organización económica.

En cualquier caso, para terminar, sólo decir que obviamente no soy un experto en la disciplina. Lo que pretendo hacer aquí es exponer las conclusiones parciales que saque de algunos de los problemas que me motivaron a estudiar Economía, tratando precisamente de ser un poco "naive" al respecto. Y sobre todo, viniendo del mundo del ecologismo social, espero no perder de vista lo más importante de todo: las personas, y el mundo finito en el que vivimos. La Economía trata al final sobre cuestiones que atañen a las personas. Sus errores los pagamos todos, pero dejando a un lado el dogmatismo, sus éxitos también pueden beneficiarnos.