domingo, 28 de febrero de 2010

La Bolsa patas arriba

Cuando uno mira los noticiarios, raro será el día en el que no se hable de un tal "IBEX 35" que sube o baja alocadamente, volviendo locos a unos cuantos, yo mismo incluído. Todo el mundo entiende que la Bolsa es algo relevante, de lo que depende ese mundo financiero que enriquece a unos y lleva al suicidio a otros. Pero lo cierto es que pese a su protagonismo en las noticias, el conocimiento que tiene el público general sobre la Bolsa es ridículamente escaso. Es por ello que voy a dedicar algunas entradas de este blog a intentar clarificar algunos de sus aspectos más importantes.

La Bolsa no es más que un mercado, parecido de alguna forma a las lonjas donde todas las mañanas los pescadores ponen a la venta las capturas recientes. Pero en este mercado se negocian activos financieros como acciones, bonos, o instrumentos más complicados como son los derivados. Si yo tengo unas acciones de, digamos, BBVA, y quiero venderlas, me dirijo a la Bolsa como lo haría un pescador que tiene unos deliciosos peces espada que pescó la noche anterior en su barco. Claro que, ¿qué significa dirigirse a la Bolsa?. Esto es quizás lo que supone una mayor diferencia en la Bolsa. En España, antes de los años 80, si uno quería vender sus acciones de una compañía tenía que hablar con un broker que tuviese permiso para acceder al parqué de la Bolsa de Madrid (o de cualquier otra de las Bolsas españolas: Barcelona, Bilbao y Valencia). Este se comprometía a vender las acciones a un cierto precio (orden limitada) o bien al mejor precio posible (orden de mercado), para lo cual tenía diez minutos al día en los que podía negociar estas acciones a viva voz con otros brokers que presuntamente estuviesen interesados en su compra. Esta es, por supuesto, la imagen que tenemos de la Bolsa por las películas.

Pero la vida hoy es muy distinta. Con la llegada de las tecnologías de la información, la Bolsa se ha convertido mayoritariamente en un sistema de negociación electrónico, que en España recibe el nombre del SIBE (Sistema de Interconexión Bursátil Español). Todavía necesitamos brokers para vender o comprar acciones, pero nuestro control sobre el proceso de negociación se ha vuelto mucho más directo, relegando al broker al papel de introducir en el SIBE nuestras órdenes. En Internet, hay información instantánea (o casi), sobre los precios y volúmenes de negociación de todo tipo de activos financieros. En esencia, otra más de las pequeñas revoluciones que está causando Internet en nuestra manera de configurar la sociedad.

Ahora, ¿cómo se produce la negociación en el SIBE? Esencialmente, disponemos de dos tipos de órdenes para comprar y vender (hay muchás más, pero es suficiente discutir éstas a efectos de esta introducción). La primera es la orden limitada: vende o compra tantas acciones a tal precio. La segunda es la orden de mercado: vende o compra tantas acciones al mejor precio de mercado. Las órdenes limitadas configurar la microestructura de la Bolsa: supongamos que ordenamos las órdenes de compra y venta en dos columnas. A la izquierda, aquellos que desean comprar tantas acciones al precio deseado, y a la derecha los que desean venderlas. Por ejemplo:

C: Vol.//Precio------ V: Precio//Vol.
---20//10.59 ----------... //...
---100//10.55---------11.10//100
---50//10.51----------11.05 //50
---...//...---------------11.01// 200

Este sería un típico ejemplo de estructura de oferta y demanda de un tipo concreto de acción, por ejemplo BBVA, en un instante concreto del día. Lo que muestra este diagrama es que no hay ningún acuerdo entre oferentes y demandantes, dado que los que venden sólo están dispuestos a hacerlo a un precio mayor que el máximo al que desean comprar los demandantes. Alguién, claro, tiene que ceder, o de lo contrario esta situación se mantendrá por un tiempo prolongado. Es ahí donde entran las expectativas, deseos, necesidades, o toda la maraña de motivaciones que puedan estar detrás de los que acuden a la Bolsa. De las mismas, al final, alguien decide introducir una orden de mercado, lo que quiere decir que acepta los precios vigentes en esta tabla para la transacción. En ese momento se produce un cruce, las acciones se transfieren, y el SIBE anota un nuevo punto en uno de esos diagramas tan enrevesados que nos deja diariamente la Bolsa, donde queda constancia del instante de la transacción, el precio al que se produce, y el volumen tranferido. Supongamos, en nuestro ejemplo anterior, que fue el demandante de 20 títulos a 10.59€ quien cedió al precio del oferente. Entonces, si no hay más cambios, la tabla quedaría ahora:

C: Vol.//Precio-------- V: Precio//Vol.
--100 //10.55---------- ...// ...
--50// 10.51----------- 11.10// 100
--...// ... ----------------11.05 //50
------------------------11.01 //180

Y así, hasta que nuevas órdenes se introduzcan. Claro que el precio de la acción se considera el de la última transacción, por lo que si esta hizo que subiese o bajase dicho precio, las expectativas de las personas que negocian en Bolsa cambiarán ligeramente, lo cual normalmente se traducirá en nuevas órdenes limitadas o de mercado, que se reflejarán en nuestra tabla. Y ese es el punto más enrevesado de todos, pues no es más que un viaje al corazón de la complejidad de la mente del ser humano, lo que podría llevarnos a la conclusión (como muchos han hecho) de que la Bolsa es impredecible, como lo es el comportamiento de cualquiera de nosotros. Pero muchos son los que piensan que la suma de muchas personas complicadas puede llevar a pautas más simples cuyas leyes, al menos estadísticas, pueden escribirse con papel y lápiz. Encontrar estas leyes ha sido el objeto de una aventura intelectual equiparable a la de descifrar el funcionamiento de la materia. Veremos algunas de estas ideas en las próximas entradas de este blog.

sábado, 26 de diciembre de 2009

Paradojas de la elección colectiva

De todas las cosas que he estudiado hasta ahora en Economía, podría decir que de la que más estoy disfrutando es de la teoría de la elección colectiva y el bienestar social. En ella se diseñan criterios para que el sistema de intercambio de bienes y distribución de la renta en la sociedad sean eficientes y justos. Por supuesto, los términos bienestar, eficiencia, justicia, y otros muchos, requieren de definiciones precisas que no voy a introducir en esta entrada del blog, sino en otras futuras. Bueno, eficiencia es algo que ya conocemos aquí, pues no se trata sino de la eficiencia de Pareto: un sistema de intercambio/distribución es Pareto eficiente si no se puede encontrar un intercambio que mejore el bienestar de un individuo sin empeorar el de otro.

La elección colectiva es algo que nos encontramos de forma cotidiana. Varias personas tienen una serie de preferencias sobre algo, ya sean partidos políticos, fechas para organizar una cena o las motos que más les gustan. Si los individuos son medianamente razonables, sus preferencias serán "transitivas", es decir, que si tenemos tres elecciones, x, y, z, y un individuo prefiere x a y, e y a z, entonces prefiere x a z. Razonable, ¿no?. Los problemas empiezan cuando queremos sumar las preferencias de cada individuo para construir una preferencia social. ¿Cómo lo hacemos? Bueno, una regla sencilla es la "regla de la mayoría": se elige la opción que prefieran un mayor número de personas.

De forma un poco naive, intenté aplicar hace poco esta regla intuitiva de la mayoría para elegir qué moto me quería comprar. Tenía tres candidatas, la Honda CBF 600 ("H"), la Suzuki Bandit 650 ("S") y la Yamaha 600 Fazer ("Y"). Mi idea, pues, era utilizar internet para recabar opiniones y ver cuál de estas motos, todas ellas de similares características pero con puntos fuertes y débiles, era la preferida por la mayoría. Así que me puse manos a la obra a explorar los foros de moteros. Lo gracioso es que en estos foros, el tipo de votaciones que suele hacerse va por pares, es decir, lo más típico es encontrarse un foro en el que la gente compara "H" con "S", pero no con "Y". Bien, pues mi idea fue empezar con un par de ellas, ver cuál era la preferida, descartar la otra, y entonces introducir la tercera y decidirme.

Empecé por lo tanto comparando la Bandit con la Honda. Me fui a los foros y vi que la gente, en general, prefería la Honda a la Bandit, porque pesa menos, porque es Honda, blablabla. Así que escogí H y me puse a ver qué pasaba entre la Honda y la Yamaha. Pues bien, en general, parecía que la gente se decantaba por la Yamaha. "¡Estupendo!", me dije satisfecho, "ya tengo moto". Sin embargo, como resulta que soy un pelín escéptico, decidí probar la robustez de mi elección colectiva empezando por una comparación entre la Honda con la Yamaha, que sabemos que da la Yamaha, y entonces esta con la Bandit. ¡Y sorpresa! La gente prefiere la Bandit a la Yamaha, porque realmente vale mucho menos y la Y tiene problemas con potencia en los bajos. De hecho, si hubiese empezado comparando la Bandit con la Yamaha, sale S, y entonces como sabemos que S frente a H da H, resulta que la moto a comprar sería la Honda. De esta manera, el resultado de mi elección colectiva depende de cómo haga la votación. Es decir, este método da unas preferencias sociales no transitivas, y el resultado puede manipularse inteligentemente para dar cualquier cosa.

Esta es una de las paradojas de la elección colectiva más famosas. Para ver cómo surge, simplemente consideremos tres individuos A, B y C, que ordenan de la siguiente forma sus preferencias, de arriba a abajo:

A B C
----------
x y z
y z x
z x y

Es fácil ver que si primero votamos entre x e y, saldrá por mayoría x, y si luego votamos entre x y z, saldrá finalmente z. Pero si empezamos entre x y z, saldrá primero z, y luego entre z e y, ¡saldrá y! Esencialmente es lo que me pasó a mí con mi futura moto. La elección colectiva dio resultados poco "racionales".

Uno podría pensar que esto es consecuencia del mecanismo de elección colectiva elegido. Sin embargo, un resultado conocido como "teorema de imposibilidad de Arrow", nos dice que la única forma de sumar preferencias individuales que respeta una serie de presupuestos bastante lógicos, entre los que se encuentra la transitividad, es una en la que las elecciones sociales son las de un único individuo. Esto no es otra cosa que una dictadura. Es decir, si creemos en la democracia, hay que renunciar a uno de los presupuestos del teorema de Arrow (de hecho, generalmente la transitividad, de ahí que las elecciones por mayoría sigan siendo las de mayor uso). No existe, pues, un sistema de elección colectiva "perfecto". Interesante, ¿no?.

martes, 10 de noviembre de 2009

El dinero (IV)

Si has estado leyendo las entradas sobre el dinero hasta ahora, probablemente ya hayas llegado a la conclusión de que el dinero es necesario y a la vez, de alguna manera, injusto. Al menos tan injusto como que tú seas más inteligente que yo porque el mapa geográfico de tu cerebro es más eficiente procesando la información que le llega. O tan injusto como que España no tenga reservas de petróleo y Venezuela sí. El dinero resultaba muy conveniente, no todo valía como dinero, y lo que valía no lo tenía todo el mundo. Muchos se enriquecieron por poseer lo que casualmente era valioso, otros lo obtuvieron por la fuerza. Injusto.

El mal, sin embargo, ya esta hecho en gran medida, y hoy en día el dinero es algo común. Y pese a que muchas de esas desigualdades iniciales siguen imprimiendo su huella en nuestra sociedad, por no hablar de los conflictos que su distribución desigual ha producido, los mecanismos por los que se mueve ahora el dinero existente son diferentes, y no entraré a valorarlos aquí. La cuestión es que pese a todo, el dinero total en el mundo sigue sin ser una cantidad constante, sino que cambia de continuo, por aquello de que la cantidad óptima en realidad depende de las transacciones económicas que se realicen, como vimos en la anterior entrada del blog. ¿Cómo se crea/destruye el dinero hoy en día?

De distintas maneras, pero para entenderlo tengo que introducir los dos tipos más importantes de dinero en nuestra sociedad actual, el dinero bancario y el dinero legal.

Primero, entendamos el "dinero bancario". No todo el dinero que existe son billetes y monedas. También las anotaciones en las cuentas corrientes y depósitos a corto plazo se considera dinero. Este, de hecho, es cada vez más importante gracias a la existencia de tarjetas de débito, que convierten una transacción monetaria en un reajuste de saldos entre dos cuentas, la del comprador y la del vendedor. El dinero bancario surgió, precisamente, de los primeros bancos. Un comerciante prefería mantener sus ahorros bajo custodia de una persona especializada, que además podía ofrecerle ciertas garantías en forma de seguros, por ejemplo, y conforme se desarrollaba la banca, hasta la posibilidad de ajustar saldos entre cuentas de un mismo banco en diferentes ciudades, sin necesidad de transportar el dinero, actividad, en su momento, no exenta de riesgo.

Es más, a cambio del depósito del dinero, el banco emitía un certificado de depósito, un vale, que servía para reclamar la cantidad en él impresa. Pronto se entendió que resultaba conveniente emitir estos vales al portador, porque resultaba más seguro y sencillo realizar las transferencias económicas con estos vales en lugar del propio oro o lo que sea que sirviese de dinero, siempre que el banco tuviese buena reputación solvente. Así nació el llamado dinero bancario.

A la par, el hecho de que se valorasen como dinero estos vales hizo que existiesen siempre grandes cantidades de dinero real depositadas en los bancos, por lo que los banqueros comenzaron a emitir vales a modo de préstamo, sin necesidad de que estuviesen respaldados por dinero real. Al fin y al cabo, en promedio nadie exigía todo el dinero depositado.

Hoy por hoy las cosas no son muy diferentes. Cuando se solicita un préstamo, el banco sencillamente tiene que alterar el saldo de una cuenta corriente en la cantidad correspondiente. Si todo el mundo quisiese el dinero de sus cuentas en billetes y monedas, sencillamente los bancos no podrían respaldarlo. Como comentario puntual, decir que existe una limitación legal al dinero que un banco puede represtar, y este es un porcentaje del total del dinero depositado en él.

Aparte del "dinero bancario", el otro tipo de dinero que es relevante en esta discusión es el llamado "dinero legal": el emitido por una institución centralizada con el respaldo del Estado. El oro y los metales preciosos en general ya se usan escasamente como dinero para intercambios, si bien siguen siendo parte de las reservas con las que los Bancos Centrales operan entre sí y respaldan el dinero legal emitido. Cómo llegó este oro a los Bancos Centrales es, por un lado, consecuencia de un balance favorable entre exportaciones e importaciones de un país, que al final se saldan en oro, pero también fue producto de expropiaciones y motines de guerra durante el curso de la historia.

La emisión de dinero legal depende del Banco Central, y en general no está atado a ninguna otra forma de dinero hoy en día. El Banco Central puede emitir más dinero o absorber el que está circulando dependiendo de las necesidades de dinero que tenga la sociedad, que como ya sabemos depende del número de intercambios que se realicen. La emisión/absorción de dinero también se puede utilizar para controlar, a corto plazo, la actividad económica. ¿Cómo distribuye el Banco Central este dinero? Esto es quizás más sutil. A veces lo que hace es permitir que los bancos comerciales puedan prestar más, cambiando sus reservas mínimas legales, o prestándoles el propio Banco Central dinero a menos interés (es decir, dinero más barato). Luego estos represtan este dinero a más interés. Otras veces hace lo que se llaman "operaciones de mercado abierto", obligando a bancos y otras instituciones a comprarle o venderle activos de su propiedad, como letras del tesoro, bonos, acciones, etc. De esta forma inyecta el dinero o lo retrae a conveniencia. Dinero que, esta vez sí, son en general monedas y billetes.

La combinación del dinero legal y el bancario da la cantidad total de dinero que existe en la sociedad. En la próxima entrada, trataré de explicar los criterios con los que el Banco Central manipula la economía para intentar controlar cuánto dinero circula, y por qué esto es importante.

martes, 3 de noviembre de 2009

Financial markets and crisis: statement of George Soros

I would like to address in the following posts the issue of financial markets. Despite the huge amount of information that exists in the newspapers and the Internet, it lacks of a basic understanding among non-specialists. Remarkably, it happens that this lack of understanding affects also the specialists. The so-called technical analysis of financial markets is more a collection of recipes than a rigorous procedure, and if it works is due to the conviction of many people that it actually works. However, as a physicist, today I will be more interested in the underlying theory of financial markets, based on the "Efficient Market Hypothesis", that essentially states that markets regulate themselves, that they tend to be equilibrated (thanks to the supply and demand law), and that deviations around equilibrium are random (and hence, on average, compensated and not too far from equilibrium). This theory, as I mentioned it happens with most of the theories studied in Economics, has not been really tested and observational evidences suggest that is actually wrong. Not having reliable theories, economic policy and financial market analysis are based on a bunch of recipes that typically experience has helped to collect. Therefore, we should not get alarmed when they tend to work so poorly.

I will go into this issues in depth in future posts. Today, I just want to mention that I got surprised by the reading of the statement of George Soros before the U.S. Congress in November 2008, where he was inquired about the financial crisis. His explanation is not only clear and full of insights, it also reveals a knowledge about the way financial markets work that I would better expect from the theorists doing Economics. Most of the ideas I just mentioned in the last paragraph are already contained in his statement, where he also ventures to give his own theory about market behaviour. Likely, the real explanation is far more complex, but still I do think it is much more reallistic than the things that can be studied in undergrad courses.

But maybe I should not be that surprised. After all, George Soros owes part of its richness to the hedge funds he manages, those being aggresive investment tools that move huge amounts of money and can even unstabilize global financial markets. Being successful here requires a lot of expertise and real understanding of market behaviour. I hope it comes a time in which this kind of knowledge is provided by academicians, not by speculators.

The complete text, whose reading I definitely recommend, can be found following this link (in English):

http://online.wsj.com/public/resources/documents/georgesoros.pdf

domingo, 4 de octubre de 2009

Never let the bridges fall



This time I will write in English. I remember that someone told me once that as a first year undergrad in civil engineering, one of the teachers showed him the photograph of a collapsed bridge. The guy would be quite categorical about it: in this job, if you make a lazy work, if you make mistakes, there are consequences. So if you think you cannot stand the responsibility, you better choose another career. In this job, you never let the bridges fall.

And now that we start a new academical year, I think this message should be exported to undergrads in Economics. Were I teaching them, I think I would show one of those striking pictures easily found in the internet, like the infamous one taken by Kevin Carter, months before committing suicide. I would say: guys, this is what happens when you don't take your job seriously. In the end, this is all about people, and when you make mistakes, it is people who pay them . This is not about showing the others that you are the smartest guy, that you have envisaged a fancy theory about economic organization that will work out all the problems and lead us to utopia. Models can help you to do your job, but in the end, they inevitably fail in describing the human nature. There is not a theory about human behavior. People don't maximize utilities, don't aspire to maximum profit. People make mistakes, and sometimes on purpose. If you aspire to get such a theory or model, if you want your wisdom to be acknowledged, then I can suggest you a couple of innocuous fields where you will have a lot of fun without harming people.

When you are an economist, it is easy to hide behind charts and numbers, production rates, inflation and taxes. And then you finish your studies and you might end up working in a central bank, in the ministry, or an international organization, whatever. There, you try to reproduce the dogma somebody passionately filled your head with, fight for it, make it your life goal. Or maybe you simply try to keep some numbers within a range, no matter the price. If that happens, then you are already making mistakes, you are doing a lazy work. If that's gonna happen, then you better leave this class now. If you cannot stand the consequences of your mistakes, choose another career. If you don't see the part of your responsibility when looking at this picture, we, the rest of the people that will suffer from your mistakes, don't want you in charge. It is simple: please, if you are gonna stay here, make sure that you never let the bridges fall.

domingo, 27 de septiembre de 2009

El dinero (III)

¿Cuanto dinero hace falta en una economía? Este es un tema curioso, también lleno de malentendidos. Alguna gente tiende a pensar que hay tanto dinero como riqueza en el mundo, entendiendo riqueza como una monetarización de cualquier cosa susceptible de ser intercambiada. No hay que ser un genio para entender que la riqueza mundial es difícil de contabilizar, para empezar porque sus límites no están perfectamente claros: ¿es riqueza el medio ambiente? Cada vez se tiende a considerar más así, pero no por ello hay que aumentar la cantidad de dinero.

Una de las cosas que los teóricos de la Economía han entendido mejor, y que además tiene muy buen respaldo histórico, es que la cantidad de dinero en una economía estable depende del número y el valor de los intercambios que se hacen en una unidad de tiempo. Para entender esto, vamos a suponer una sociedad muy simple: hay una sola empresa donde todo individuo de la sociedad trabaja, y que lo que produce son latas de comida de gatos, único y exclusivo alimento básico de estos individuos (claro homenaje a District 9, cuya primera mitad recomiendo ver). Uno podría decir que directamente la empresa paga en latas, pero bueno, supongamos que en un momento dado se introdujo el dinero, y que la empresa paga en dinero, al mes. ¿Cuanto dinero hace falta? Pues si las necesidades de los individuos son de una lata al día, y esta vale un euro, cada individuo necesita al menos 30€ al mes para satisfacerlas. Si hay, digamos, 1000 individuos, necesitaremos 30.000€ de dinero circulando en un momento dado. Notar que a final de mes todo el dinero lo ha absorbido de nuevo la empresa, y que usará ese dinero para pagar a principios de mes a sus trabajadores. Este flujo simplificado tiene, sin embargo, muchas analogías con la realidad, y en Economía suele llamarse "doble flujo de la renta". Doble, porque por un lado los trabajadores ofrecen "trabajo" a cambio de "dinero", y por otro la empresa ofrece "latas" a cambio de "dinero". Toda economía real sigue, esencialmente, ese principio.

Podemos generalizar esto un poco introduciendo magnitudes macroeconómicas, que básicamente tratan de describir la economía en su conjunto. Si la oferta iguala a la demanda, y no interesa guardar en stock latas de comida para gatos, en nuestra economía se producirán tantas latas como sean demandadas, es decir, 30*1000 = 30.000 latas al mes. Traduciendo esto en dinero, tenemos una produccion mensual de 30.000€, pues cada lata vale un euro. Vamos a introducir una cantidad muy empleada en Economía, la "velocidad de circulación del dinero", que viene a ser, atrevíendome a introducir una ecuación:

V = producción en un determinado periodo (mes, año...) / Cantidad de dinero en circulación

La velocidad de circulación del dinero nos habla del número de veces que se emplea una unidad de dinero en el periodo de tiempo. En nuestra economía, es obvio que V = 1, dado que todo el dinero es repartido y absorbido mensualmente, y entonces cada unidad de dinero se usa para un único intercambio al mes, el de comprar la lata de comida de gato correspondiente. Supongamos, sin embargo, que ahora nuestra empresa paga una vez al día, 1 € por persona. ¿Cuánto dinero hace falta ahora? Pues obviamente 1000€. Sin embargo, ahora V = 30 al mes, es decir, que cada unidad de dinero es usada treinta veces al mes. Notar la correspondencia entre el flujo de "trabajo" y el flujo de "producción", que son los dos "productos" monetarizados de nuestra sociedad.

Ahora, despejando de nuestra ecuación, y si suponemos que la V = constante, tenemos una relación sencilla que nos da una idea de cuánto dinero hace falta en nuestra sociedad:

Cantidad de dinero = producción (mensual, anual,...)/número de intercambios dinero-renta

Antes de terminar, una vez más decir que estas expresiones están muy simplificadas, y que la realidad es más rica. En el mundo real, no todo el mundo tiene las mismas necesidades, así que podría ocurrir que algunos individuos ahorrasen su renta en lugar de gastarla en latas de comida de gatos. Ese dinero se detraería del doble flujo de la renta, pero podría volver a entrar si el individuo deposita el dinero en un banco, y este lo usa en inversión, etc... En la realidad, hay más productos que latas de comida para gatos, y otro uso de ese dinero extra podría ser comprar estos. Como vimos, además, la producción anual va cambiando en una economía real, y nuevos productos aparecen en el mercado, haciendo que los individuos quieran adquirirlos, para lo que necesitan de dinero. Y nada baladí es, además, el hecho de que la cantidad de dinero en circulación también puede cambiar: descubriendo nuevo oro, o porque el Banco Central decide emitir más, o porque aumentan los préstamos bancarios. Todo esto se traduce en más dependencias en nuestra ecuación simple, así como en una velocidad de circulación del dinero que no es constante.

Pero esos aspectos ya pertenecen más al que estudia Economía de forma seria. Para una primera aproximación al dinero, la lección aprendida aquí es más que suficiente: la cantidad de dinero en circulación idealmente depende de cuánto se produce y cuánto se intercambia. Cómo estas cosas cambian en el tiempo, así como el dinero en circulación, en próximas entradas trataré de ahondar en las distorsiones que en la práctica se generan. Para ello habrá que empezar a considerar otros tipos de dineros distintos al oro: el fiduciario y el bancario.

lunes, 31 de agosto de 2009

El dinero (II)

Antes de continuar, es importante recalcar la importancia de las propiedades que hemos asociado al oro como dinero: divisible fácilmente, con valor en sí mismo (valor que además es estable en el tiempo), y su escasez. La primera propiedad es importante de cara a poder efectuar intercambios de muy diversos valores: uno en principio divide el oro en trozos más pequeños, hasta que se iguale el valor del trocito con el del bien que se quiere intercambiar. Aunque esto sea irreversible, se cumple la importante propiedad de que 1 + 1 = 2, lo cual obviamente no pasa si mi moneda de cambio son vacas vivas, y las parto por la mitad. El segundo, el valor, es útil porque permite darle un valor fijo al intercambio, de forma que cuánto oro se cambie por bienes sea algo más o menos universal. Además asegura al portador que en principio siempre va a ser canjeable. Si usamos algo divisible y escaso, pero que no tiene valor, puede resultar que en un momento dado nadie decida aceptarlo. La desconfianza, pues, haría que no funcionase bien como dinero. Que sea estable en el tiempo es obviamente también importante, pues de lo contrario nadie lo aceptaría con el temor de que se desvalorizase, o bien, en caso de revalorizarse, tendería a ser atesorado y por lo tanto no haría de lubricante de las transacciones. El último punto, la escasez, nos asegura que no es fácil que alguien se encuentre nuevo oro o lo pueda crear, algo que tendería a devaluarlo como moneda de cambio, como hemos visto. También así es difícil de falsificar.

Conviene recordad esto, porque en algunos libros me he topado con una explicación muy pobre del origen del dinero, que vendría a decir que surgió de vales que en algún momento la gente pudo empezar a emitir en contrapartida a un bien o un servicio, en lugar del mismo. Con este vale, el portador podría dirigirse a un tercero y requerir otro bien o servicio a cambio del vale. Este tipo de explicación presenta numerosos problemas que la invalidan. En primer lugar, sólo vale para círculos de confianza, pues los vales son fáciles de falsificar o manipular su valor, y dicho tercer individuo sólo lo aceptará si confía en el mediador y si tiene alguna forma de saber que el emisor responderá del mismo, al valor estipulado. Además la contrapartida que ofrezca el emisor tiene que ser de un interés lo suficientemente general, por no decir que esta persona tiene que gozar de buena reputación solvente en dicho bien. Imaginemos el caso de un agricultor que ofrece fruta: podría pasar que con una mala cosecha no pudiese responder a los vales, pues la fruta no se atesora, sino que se pudre. Obviamente, además, crear vales no falsificables es complicado y requiere cierta infraestructura. Este tipo de dinero, que no tiene valor en sí mismo, se llama "fiduciario", y como vemos sólo tiene sentido cuando una institución fuerte y bien dotada lo respalda. La emergencia de estas instituciones es más tardía en la historia, por lo que bienes como el "oro" están realmente más cerca de explicar el origen del dinero.

Eso no quiere decir que estas formas de dinero no existan o hayan existido, pero al carecer de todas las propiedades de lo que he definido aquí por dinero, su uso y utilidad siempre han sido limitados. Por ejemplo, en una comunidad de trueque, de las que existen muchas, se pueden utilizar vales para facilitar las transacciones, pero su valor reside en la confianza en la comunidad que lo respalda, para lo cual el tamaño de la misma, así como el valor de las transacciones que se efectúan, son pequeños. Por no decir que el valor de las transacciones es difícil de fijar, y suele hacerse de mutuo acuerdo en la comunidad, para lo cual se requiere realizar reuniones periódicas y confeccionar catálogos de productos y precios, que en la mayor parte de los casos se basan en los precios de mercado exteriores.

Entendamos mejor esto. ¿Qué limita el valor de las transacciones en esta comunidad? Pues que al ser una comunidad pequeña, habrá un tipo de bienes que se intercambien más que otros. Por ejemplo, cosas tipo material deportivo. No tiene sentido entonces poner un coche. Incluso en el caso de que alguien tuviese tantos vales acumulados como para adquirirlo, el mero hecho de tener tantos vales es un engorro si no existe la confianza de que la comunidad se mantendrá a largo plazo, y no acabará disolviéndose en un futuro cercano.

Y en segundo lugar, ¿por qué no puede crecer mucho un sistema así? Bueno, si se mantiene el convenio de fijación de precios, requeriría de una enorme, complicada y corruptible burocracia, que como ha ocurrido en casos reales podría terminar conduciendo a cierta arbitrariedad en la fijación de los precios. La otra opción es usar un sistema de mercado, en el que el precio se base en oferta y demanda, pero para su correcto funcionamiento el dinero tiene que tomar las características que hemos discutido aquí, o bien que una institución de confianza respalde y elabore dichos vales de forma que no puedan ser falsificados. ¿Y con qué los respalda? Probablemente con algo valioso, estable, divisible y escaso... ¿quizás oro?.

Una vez más, las cosas son más complicadas hoy en día, pero espero que los aspectos esenciales del "problema monetario" se entiendan ahora un poco mejor. En la próxima entrada volveré, ahora sí, al tema pendiente de la escasez: ¿de donde sale el dinero? ¿qué determina cuánto del mismo hay circulando?