domingo, 23 de agosto de 2009

El dinero (I)

Sin duda, el dinero es de las cosas más intrigantes de la Economía. Todos estamos familiarizados con él, y constituye uno de los ejes principales en torno a los cuales se tejen nuestras vidas. Para muchos, es la razón para vivir. Para otros, la fuente de todos los males. Y lo curioso es que, pese a despertar tantas pasiones, muy poca gente entiende muy bien qué es el dinero. ¿Es necesario el dinero? ¿De dónde sale? ¿Quién o qué determina cuánto dinero hay en circulación? Siendo estas preguntas difíciles de contestar, he pensado en dedicarle a este tema varias entradas del blog.

Lo primero de todo, hay que decir que lo que entendemos por dinero actualmente no es lo mismo que en otras épocas de la historia. El dinero que usamos hoy en día se suele llamar "dinero legal", porque básicamente son unos vales que emite una autoridad central, en nuestro caso el Banco de España a petición del Banco Central Europeo, que es reconocida por la sociedad y el Estado. Dichos vales nos sirven como lubricante de la Economía, en el sentido que ayudan a convertir nuestro trabajo en alimentación, casa, ropa, viajes, etc. También sirven para "almacenar riqueza", ya que si queremos ahorrar, entendemos que estos vales seguirán valiendo en un futuro lejano, y podemos acumularnos. Aunque en la práctica casi nadie hace esto, y la forma normal de ahorrar es acudir a una cuenta corriente o un depósito bancario. Estos, de hecho, representan otro tipo de dinero, el "dinero bancario", pues no son más que ciertas anotaciones en cuentas que están vinculadas a una promesa: la de que podrían ser convertidas en dinero legal a petición del cliente. Y es que el dinero, además de lubricante y portador de valor, se dice que es una "unidad de cuenta", pues medimos la riqueza en términos de dinero. Finalmente, también puede servir como "objeto especulativo", ya que su valor puede aumentar (o disminuir) con el tiempo. Por ejemplo, yo podría comprar hoy dólares con la esperanza de que en unos meses pueda venderlos por más euros, debido a las fluctuaciones en los tipos de cambio.

Con esto nos podemos hacer una idea de por qué el dinero juega un papel tan importante en nuestra sociedad. Sin embargo, las preguntas principales siguen sin responder, y para atacarlas es mejor recurrir a ciertas simplificaciones que nos permitan entender los aspectos relevantes del problema.

Una de las cosas interesantes de la Economía es que en su motivación de estudiar el problema del reparto o el problema de la renta, se topa con realidades manifiestamente "injustas" para juicio de muchos. De ahí que termine por ser objeto de tantos odios. Por su evolución histórica, por su realidad actual, y por razones fisiológicas y geográficas, el reparto ha sido desde siempre desigual entre las personas. La existencia del dinero, al fin y al cabo, es una consecuencia del comercio, que surge cuando ciertas personas tienen cosas que a otras les gustaría tener, pero no piensan cederlas a cambio de nada. ¿Y qué determina lo que tienen las personas, en un principio? Bueno, básicamente la dotación de recursos en su zona, las herencias, su capacidad de extorsionar a otras, pero también su habilidad para producir valor en cosas que en bruto son inútiles para todos. Es decir, obviando por ahora la posibilidad de expropiar cosas, esencialmente hay un componente de suerte y otro de habilidad.

Imaginemos ahora que estamos en un mundo simplificado en el que algunos, básicamente por "suerte", tienen frutas, otros tienen piedras y finalmente unos terceros tienen oro. El que tiene frutas es afortunado porque tiene para comer, y eso le permitirá sobrevivir. El que tiene oro no tiene para comer, pero lo bueno es que el oro luce muy bonito como colgante, y además es muy escaso, así que el que tiene frutas, una vez saciado de comer, podría (adecuadamente estimulado) pensar en querer algo de oro. Finalmente, piedras en realidad tienen todos, así que el de las piedras lo tiene muy difícil (mala suerte). Es importante notar que esta distribución inicial es completamente azarosa y desigual. También, que volviendo por un momento a la realidad, los seres humanos somos más que mercaderes, y que una solución natural (y ciertamente histórica) vendría motivada por el sentimiento de solidaridad: creando una comunidad que beneficie a todos. Pero esa comunidad podría encontrar a otra con diferente dotación de recursos, eventualmente, y querer comerciar, así que por simplicidad, dejémoslo en gente con frutas, piedras u oro (y extrapolémoslo a comunidades, países, etc).

Pues resulta que los de las piedras, tras mucho pasar hambre, se dieron cuenta de que se podían juntar palos y piedras para hacer instrumentos, y fueron a los del oro para comentarles que con esos instrumentos se puede moldear el oro y dividirlo en trocitos. Esto no sólo les gustó a los del oro, sino también a los de las frutas, porque ahora el oro realmente lucía mejor. Así que los del oro cambiaron un poco del mismo por instrumentos, y ambos grupos (oro e instrumentos) cambiaron ese oro por frutas. Aquí hay que notar dos cosas muy importantes:

1) Los de las piedras, usando su ingenio, lograron conseguir oro. Es decir, crearon riqueza donde antes no la había. Con esto aprendemos que la dotación inicial de recursos y su "azarosa" distribución no lo es todo. Esto es así porque la riqueza se mide, en el fondo, en términos de las necesidades de los demás. Alguien es rico no porque tiene muchas cosas, sino porque tiene muchas cosas que otros querrían tener. Si alguien puede transformar algo en principio inútil en algo necesario, ha creado riqueza de la nada.

2) Existen bienes en la naturaleza que la gente codicia pero que no satisfacen necesidades básicas. Además, suelen ser codiciados por su escasez. Es el caso de los metales preciosos, como el oro y la plata. Son parte de la riqueza de las personas, pero no son fundamentalmente útiles.

Todavía, sin embargo, no hemos llegado al dinero (o a un primer prototipo del mismo). Hasta aquí todo esto podría considerarse básicamente trueque. Pero estamos muy cerca. Gracias a los instrumentos, el oro es divisible. Y gracias al oro, los productores de instrumentos consiguieron frutas. Es decir, más importante que el oro resulta que eran las frutas, porque el oro no se come. Al ser divisible, permite realizar el intercambio de cosas con frutas de forma más sencilla. ¿Y qué determina cuántas frutas por cuánto oro? Pues básicamente un acuerdo, que depende de cuántos excedentes de fruta hay, y cuánto oro, pero también de cuánta fruta necesitan para alimentarse los de los instrumentos y los del oro, y cuánto oro le basta a los fruteros. En términos de Economía moderna, hablamos de equilibrio entre la oferta y la demanda.

Pues bien, el dinero nace en cuanto las personas se dan cuenta de que el oro no es sólo útil porque es bonito, sino también porque a todo el mundo le gusta tener oro, es divisible, relativamente ligero, y permite cambiar cosas de forma más sencilla. Los tres grupos de personas, pues, podrían estar interesados en conseguir oro para obtener otras cosas, en lugar de canjearlas directamente. Y de hecho es conveniente, porque ahora en lugar de pudrirse la fruta, se puede canjear fruta por oro, que no se pudre. De hecho, los de las frutas podrían darse cuenta de que con herramientas le sacan más partido a la tierra, y producen aún más frutas. Así que con ese oro se aseguran provisiones de herramientas también. De esta manera, y de forma muy natural, tenemos que el oro se ha convertido en dinero, porque sirve para lubricar los intercambios de bienes, para almacenar riqueza, y como unidad de cuenta.

Se puede decir, yendo a las raíces del asunto, que el dinero fue inicialmente fruto de la existencia de algo que gusta porque brilla y no todo el mundo puede tenerlo fácilmente, pero que realmente no satisface casi ninguna necesidad, y por ello puede usarse como dinero. Sin embargo, todavía queda un largo camino hasta el dinero actual y sus usos. Siendo lo primero, ¿cómo puede algo escaso hacer de lubricante de los intercambios? ¿qué pasa cuando aumentan los intercambios? Ahondaremos en esas cuestiones en la próxima entrada del blog.

1 comentario:

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